Hace tiempo sacaba de quicio a sus rivales debido a su enorme calidad y a su tremendo potencial. Ahora se dedica a tirarse al suelo y poner caras para que el árbitro piense que le 'matan' cada vez que le rozan. Le hace un flaco favor al fútbol.
Sé que los culés no verán con buenos ojos esta Quillotina, pero la gente que lee la sección sabe que critico sin ponerme camisetas, que da igual Real Madrid, Sevilla o Barcelona.
Hoy le toca a Daniel Alves, uno de los mejores laterales del mundo (sino el mejor), pero que ultimamente es noticia por algo que poco tiene que ver con el fútbol.
El brasileño se pasa los partidos provocando al rival con acciones más propias de un niño que de un futbolista de su nivel.
Me refiero a su desmedido teatro cada vez que recibe una falta. Si repasan los vídeos, verán que siempre repite el mismo ritual: se tira al suelo, se echa la mano a la pierna, da dos vuueltas en plan croqueta, enseña los dientes y luego, cuando ya nadie le hace caso, se levanta.
Casi nunca le hacen daño. Hasta él mismo reconoce que es un piscinero, pero con eso no arreglamos nada. Si sabes que lo haces mal, ¿por qué lo sigues haciendo?
Aunque lo cierto es que buena culpa de esto la tienen los árbitros, que sacan tarjetas absurdas por protestar, y se dejan sin sancionar actos como estos que, aunque digan lo contrario, incitan a la violencia.
Dani Alves debe saber que hay muchos niños que le siguen y le imitan. Debe saber que tiene nivel más que de sobra como para ir llorando por cada patada (o suspiro) que le dan. Debe saber que su imagen se proyecta en todo el mundo, que hay que dar ejemplo. Que si quieres ser el mejor lateral del plantea no solo tienes que serlo jugando, sino también parecerlo con tu actitud en el campo.
PD: En Mestalla celebraron la tarjeta amarilla que le mostraron a Dani Alves como un gol del Valencia. Por algo será. Si sigue así, se ganará el odio de toda España. Esperemos que recapacite.
Por Quillo Barrios